Hola, sigo siendo yo, no he cambiado mucho desde mi última historia narrada. No obstante mí alrededor no es el mismo que el de la última vez.
Primer día de colegio sin conocer a nadie de mi clase y con dinosaurios en el estomago, llegue a la puerta de mi clase con la esperanza de que alguien en mi situación (vea sé, nuevo) entrase conmigo. Y ahí se produjo el milagro de que una chica con aspecto decidido, se me acercara despacio, y me dijera:
- ¿Es esta la clase de primero de bachillerato de artes?
- No tengo ni idea. Soy nueva. Pero supongo que si porque allí pone segundo y aquí (delante de la puerta) pone primero.
- Pues vamos a preguntar.
Y con esta sencilla conversación conocí a Mía, mi compañera de asiento en clase.
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